Por Wilfredo Sierra Moreno.
La verdad no se puede esperar mucho de una sociedad en las que los jóvenes, desde la escuela, ejercen todo tipo de practicas antisociales sin que las autoridades correspondientes, en este caso los profesores y rectores de instituciones educativas, hagan algo efectivo para contrarrestar las acciones que van contra las buenas costumbres. El caso de suicidios y lesiones graves por parte de niños y jóvenes sometidos a esta nueva forma de violencia sicológica no es nueva ni en el mundo ni en el país, pero de la denuncia y el escandalo de un par de días no se pasa y, la supuesta acción formativa tanto de profesores y padres de familia no se ve por ninguna parte.
Lo grave es que de este tipo de agresión intimidante de jóvenes que se creen los más bravitos del colegio se pasa al pandillismo y de allí, por supuesto, a la delincuencia y la conformación de todo tipo de estructuras criminales en donde “el duro”, el insensible, el que es capaz de matar hasta a sus propios padres y hermanos, es el elemento que tiene un estimativo especial en la acción criminal, donde como todos sabemos, no tener escrúpulos ni sentimientos en fundamental para efectuar las peores tareas delictivas.
Todo esto nos hace pensar que el proceso de descomposición de la sociedad hacia el futuro no se va ha detener y, antes por el contrario, los niveles de la crueldad van ha ser peores, como quiera que estos muchachos que desde los 8, 9 o 10 años demuestran que son capaces de pasar por encima de padres, educadores, criterios sociales y valores formativos, luego van ha estar convencidos que con armas en la mano no hay quien los detenga. Pero entonces, ¿donde esta el tal papel formador de la escuela de la que con tanto verborrea se entretienen algunos teorizantes de la nueva pedagogía que llenando con talleres de largas horas y muchos días, solo sirven de excusa para que los profesores de escuelas y colegios no hagan lo que deben hacer que es vigilar y formar al mozalbete?
Aquí cada vez que hay un muerto o herido entre los niños, las noticias nos golpean, pero pasados un par de días todo se olvida y en materia de convivencia entre los estudiantes las cosas no mejorar sino, todos los días, van de mal en peor. Esa es la única y triste realidad.