Editorial

Editorial: JUAN MANUEL SANTOS: ENTRE LA RUBIA Y LA MORENA.

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Por Wilfredo Sierra Moreno.

wilfredo sierra morenoUna vez más ante los resultados de la más reciente encuesta de opinión, surge la disyuntiva de ver el vaso de agua medio lleno o medio vacío y, dependiendo de las simpatías o las antipatías políticas,  la evaluación de la encuesta se califica de desastrosa o sencillamente aceptable para el  gobierno de Juan Manuel Santos. Frente al hecho de la ya prácticamente puesta en marcha de la campaña de reelección del hoy el Presidente de la República, los pragmáticos creen que los indicies son apenas pasables y que, a su favor tiene la ventaja de que la oposición –el uribismo- realmente no tiene un peso pesado que le de la pelea en su aspiración de seguir al frente del gobierno.

Si uno quisiera entender que el gran tema que mueve la opinión publica en esta coyuntura de la nación es el de el dialogo con la guerrilla, hay que entender que la apuesta es realmente alta y, como en el filo de la navaja, si las cosas salen bien será un gran hito  de su gobierno, y que Juan Manuel pasara a la historia de éste controvertido país. Pero también hay que decir en honor a la verdad que la guerrilla no ha sido inferior en mostrar una gran capacidad de manejo mediático y de presionar, con mucha habilidad, más y más condiciones a su favor.

Independiente de la opinión que personalmente tengamos de la fatídica combinación de todas las formas de lucha de las FARC,  hay que aceptar que la concreción de una verdadero acuerdo de paz seria un magnifico logro para este país que, desgraciadamente, ya tiene un saldo desgarradoramente alto de muertes, desposeídos, violados y desplazados, que claman por un cese de barbaries inmediato. Pero, pero… habría que ver hasta donde las intenciones de la subversión son sinceras y que eso que todos añoramos con ansias y desesperación, se puede lograr de manera concreta y clara.

De otro lado, una vez lograda una hipotética firma de cese de hostilidades, habría que ver hasta donde el estado podría garantizar realmente la seguridad de los guerrilleros reincorporados a la vida civil y que no se vuelva a presentar genocidios como los que acabaron, de una manera violenta, a la Unión Patriótica. Pero aquí, ee el  cuento a garantizar derechos constitucionales las cosas se vuelven muy endebles, y el acuerdo, no se le olvide, no incorpora a una derecha y extrema derecha que no esta precisamente dispuesta ha hablar de perdón y olvido. Como puede verse, en estas materias las cosas no son tan en blanco y negro como a ratos no lo quieren hacer ver. Pero en gracia de ser optimistas desaforados creamos que pudiera ser que las cosas se den.