Por Wilfredo Sierra Moreno.
Las muchas complicaciones surgidas a lo largo y ancho del área metropolitana de Bucaramanga con la recolección del reciclaje, en este, su primer día de implementación, demostró que, como lo habíamos anotado en nota editorial de hace algún par de días, la socialización de la medida no estaba completa y que a este asunto le hacia falta un segundo hervor.
Por supuesto es mucho más que lamentable que en algunos sectores de la ciudad se haya llegado a casos de agresión contra los funcionarios de las diferentes empresas encargadas de la recolección del reciclaje y que, en un suceso extremo, se pretendiera prácticamente secuestrar un vehículo de una de las empresas que estaba desarrollando la labor correspondiente.
Lo dicho sobre la falta de cultura ciudadana de muchos sectores de los habitantes del área metropolitana de la ciudad se ha quedado corto y en algunos sectores la supuesta “verraquera santandereana” se ha transformado en grosería, intolerancia, violencia y patanería, cosa que no tiene nada que ver con la posibilidad de hacer un reclamo civilizado como debe ser. Desafortunadamente no hay esperanza de que hacia el inmediata futuro la culturización de nuestras gentes se de, porque no hay instituciones, ni colectividades, ni partidos, ni voceros de la ciudadanía que quieran tomar en serio esto de formar a bumangueses y santandereanos indómitos e incultos por excelencia. Y ya está visto que con campañitas de publicidad y acciones estatales esporádicas la cosa no mejora.
Lecciones a granel en este primer día de la recolección del reciclaje entre nosotros y, por favor señores funcionarios implicados en el tema, la socialización va mucho más allá de impresionar a los medios de comunicación con boletines de prensa muy bien escritos y fotos bonitas. La socialización es en la calle, con las gentes, repartiendo volantes y documentos que expliquen el procedimiento una y otra y otra vez. Sabemos que no es fácil sobre todo con cabezas duras como nosotros que no ayudamos muchos que digamos cuando se trata del bienestar colectivo. Pero hay que porfiar y meterla duro por el éxito de una medida que es buena para todos.