Por Wilfredo Sierra Moreno.
Ahora que la temporada de lluvias nos vuelve a poner en los aprietos de las calamidades en diferentes puntos de la geografía nacional, seria bueno volver a repetir nuestra vieja reflexión sobre como lo que hoy tenemos es consecuencia de la irresponsabilidad con el medio ambiente y nos podría llevar, muy fácilmente, a la extinción de la vida sobre el planeta.
Desafortunadamente aunque muchos foros y convocatorias internacionales han llamado a los países industrializados -los más comprometidos en la contaminación ambiental- ha disminuir los factores que tienen que ver con la rotura de la capa de ozono, estos han hecho poco o nada para frenar la acción contaminadora que afecta seriamente el equilibrio ecológico.
Aunque los muy poco informados puedan creer que es exagerado hablar de una extinción de la raza a largo plazo, la verdad es que los efectos de lo que hasta ahora se ha visto como consecuencia de la irresponsabilidad en esta materia es muy seria, y a la muerte de muchos seres humanos por culpa de desastres naturales originados en el desequilibrio del clima, habría que agregar que el descongelamiento de los casquetes polares del planeta esta generando factores de inundación y cambios ambientales que están destruyendo recursos naturales y animales que nunca se volverán a recuperar.
No puede echarse de menos el hecho de que la rotura de la capa de ozono permite que la filtración natural que la atmósfera sobre algunos rayos mortales provenientes del sol ya no existan, y que estos rayos puedan generar efectos letales sobre el ser humano. Pero pareciera que hablar de esto a los responsables del manejo ambiental mundial es predicar en el desierto, y día a día, las consecuencia de esa irresponsabilidad se están acrecentando y reflejándose en esos dramas aquí y allá por efecto de las inundaciones y los ciclones que destruyen todo a su paso. Porque frente a la furia de la naturaleza desbordada, no hay verraquea del hombre que valga.