Editorial

Editorial: MONSEÑOR SALAZAR, UN DÉSPOTA.

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Por Wilfredo Sierra Moreno.

wilfredo sierra morenoHa hecho muy bien el señor Vicepresidente de la República en salir a replicar a monseñor Salazar quien en un lenguaje digno de las peores épocas de la inquisición ha salido a decir que  “la comunidad LGBTI no puede exigir derechos a los que nunca han tenido acceso, como al matrimonio y la familia”. El tono, digno de los peores dictadores de los más retardatarios regímenes fascistas, demuestra que algunos de los prelados de la iglesia no saben en donde están parado en materia de legislación moderna y, de verdad, da grima y es un verdadero atentado a la inteligencia.

“Uno no puede gobernar en el Estado con la objeción de conciencia. Uno cuando es servidor público tiene que cumplir la ley así no esté de acuerdo con ella”, le riposto Argelino Garzón a los argumentos del inquisidor que, sin ser arte ni parte del Estado como tal, quiere legislar en nombre de los colombianos como el las peores épocas de las teocracias absolutistas. Cuando no se puede cumplir la ley aduciendo la objeción de conciencia, siguiendo el Vicepresidente de la Republica, “es mejor renunciar al cargo porque el mandato para los servidores públicos es cumplir la ley”.

Más claro no canto un gallo pero, desafortunadamente a los señores de la clerecía lo que no sea el sometimiento a los dictados de sus caprichosas concepciones medievales no les gusta. Pero el Estado, por intermedio de una de sus voces autorizada ha hablado. Y en este país es claro que el Estado es una cosa y otra cosa la iglesia, así a algunas mentes enfermas les quede difícil entenderlo.