Por Wilfredo Sierra Moreno.
El país esta lleno de una serie de campañas de buena intención para corregir dificultades e injusticias a granel que llena la marcha de nuestra sociedad, pero la verdad es que todas esas campañas y sus respectivas celebraciones se quedan en titulares de prensa y avisos de prensa… Es lo que pasa con el problema del trabajo infantil, del que se dice y se dice, se escribe y se escribe, y al final no pasa nada.
En Bucaramanga entre los muchos record tristes que tenemos está el de ser una de la ciudades con el mayor numero de niños trabajando en las calles y en algunas empresas que no respetan para nada los principios de una convivencia humanitaria sana, pero a pesar de toda la tinta que ha corrido en torno al tema y los discursos que se han hecho al respecto, seguimos en las mismas.
Y aquí una vez más surge el tema de la paternidad, materia en la cual como estamos en el mes del padre, los comerciante mucha literatura y publicidad romántica dejan correr, pero que no corresponde con la realidad del comportamiento de unos señores que siguen creyendo que engendran hijos para ponerlos a trabajar en su beneficio económico, sin ningún tipo de consideración humanitaria y de relación filial que valga.
La patanada y la vulgaridad del machismo santandereano da para llenar páginas enteras de crónicas de lo imposible y desagradable, pero aquí es más elegante endulzar la plana para hablar con tintes color rosa de hechos que no son como los pintan, y hacerse el de la vista gorda con los comportamientos que violan las buenas costumbres y la ley. Mañana otro día por la lucha contra el trabajo infantil, pero que vaina, los muchachitos seguirán ahí, “camellando” duro y inhumanamente para alimentar la desvergüenza de unos señores que hasta tienen el descaro de esperar que les celebren, con muchos regalos, éste mes del padre. ¡Que cosas las que hay que ver!