Por Wilfredo Sierra Moreno.
El gobierno nacional esta impulsando una nueva y radical reforma a la estructura de salud colombiana, cosa que ojala salga bien, porque viendo como lo hemos hecho a lo largo del tiempo tantos intentos reformistas que a la larga no terminan en nada, las expectativas que podemos hacernos los observadores desprevenidos no son las mejores.
Pero en definitiva algo se tiene que hacer porque lo que no puede seguir vigente es este remedo de servicio donde nunca hay citas ni con médicos normales y menos con especialistas, las medicinas esenciales para un tratamiento siempre hay que comprarlas por parte del paciente, los enfermos graves perecen por efecto el desafortunado paseo de la muerte de hospital en hospital y de clínica en clínica y, en fin, todo es un caos y un desorden en donde el derecho a salud en este país es, ciertamente, letra muerte.
Lo que han presentado en el papel en muy bonito, pero habrá que ver del borrador de iniciativa que queda luego de los tramites legales necesarios, y, sobre todo, como se puede controlar a los pulpos que con la enfermedad de sus congéneres hacer miles de millones de pesos. Que gobernaciones y alcaldías puedan manejar los recursos de la salud suena bonita en primera instancia, pero no debemos olvidar que en esas instancias, en muchos lugares del país, la corrupción hace su agosto de manera sorprendente.
Desafortunadamente, la condición humana de muchos de nuestros servidores públicos no es la mejor y siendo alcaldías y gobernaciones, en algunos sitios del país, botín de las voraces agrupaciones políticas, la consigna en muchas ocasiones es más de rapiña que de servicio. Pero, repetimos, esperemos, porque entre nosotros desde tiempo memorables, del dicho al hecho hay una distancia abismal, que no siempre se cubre fácilmente con buenas intenciones.