Iniciada la corta campaña electoral para las elecciones presidenciales del próximo 14 de abril en Venezuela, las noticias no son demasiado buenas para el oficialismo. El “chavismo sin Chávez” ha estado perdiendo parte de la preeminencia que tenía hasta no hace muchos días. Allí la oposición parece haber crecido en la intención de voto de los encuestados. Si los resultados electorales del mes de octubre del año pasado permitieron entonces a Hugo Chávez derrotar a la oposición unificada por un 10,7%, hoy ese margen es bastante menor: ocho puntos.
Todavía amplio, a favor de Nicolás Maduro. Pero la tendencia ahora le juega en contra. Esto ha sido confirmado por una encuesta reciente de “Datin Corp.” encargada por el propio “chavismo sin Chávez”, según sostiene el conservador diario español “ABC”.
El “Partido Socialista Unido de Venezuela”, liderado por Nicolás Maduro, tiene un 45% de intención de voto. Lo que lo pone por debajo del 50% por primera vez desde la muerte de Hugo Chávez. Henrique Capriles, cuya popularidad está en ascenso, tiene una intención de voto del 37%. Hay todavía un 11% de indecisos y un 7% que ya manifiesta que no irá a depositar su voto.
Esto proyecta algún nerviosismo a las filas del oficialismo. Si la encuesta está en lo correcto (y en Venezuela esto no es fácil de asegurar), ya no habría tanta diferencia entre ambos candidatos. Ocurre que Maduro no termina de generar la confianza en la gente de la que gozaba Chávez entre los suyos. Quizás porque se acaba de hacer público que es bastante más que un “simple colectivero o camionero devenido sindicalista”, como pretendía. Desde que ahora se sabe -con certeza- que, en su juventud, hizo estudios de ciencia política en la Cuba comunista. Y que, desde entonces, integró sus cuadros, lo que explica el amplio e incondicional endoso que Maduro ha recibido inmediatamente del régimen castrista.