Es San Gil una población caracterizada por el cambio y no precisamente de su topografía, pues la misma se conserva desde tiempos inmemoriales. Es un cambio urbanístico, también lo es de la composición poblacional y de las distintas opciones laborales que identifican esta importante región santandereana – dice una nota publicada hoy en el periódico La Zigarra del municipio de San Gil que comenzó a circular por internet-. Estas variables, conjuntamente con otras más, conforman su actual identidad, de grato efecto para propios y visitantes, y de pre y ocupación para muchos.
En lo urbanístico –sigue diciendo la nota firmada por Macos Fidel Barrera Morales- el diseño desbordó los alrededores del río Fonce, trepó las laderas que la circundan y sobrepasó los aparentes límites naturales, como lo son el cerro de La Cruz, Los Tanques y La Gruta. Ahora, lo que queda es el farallón que corona la planicie donde se ubica el aeropuerto… Con respecto a la población, se ha venido nutriendo de las migraciones de poblaciones aledañas, así como también de otras regiones del país, y de algunas naciones vecinas. Sin embargo, los cambios no afectan aspectos característicos del sangileño: amabilidad, empuje e iniciativa, dice la conceptualización de el colaborador de La Zigarra.
Y en lo laboral, a la actividad académica se le ha sumado el importante rubro del turismo, y no es para menos: San Gil es el epicentro de importantes movimientos que afectan regiones dotadas de paisaje, historia y nuevos desarrollos para la industria de la recreación y del tiempo libre, como Barichara, Guane, Villanueva, Pinchote, Curití, Charalá, Socorro… Demás está advertir –precisa Marcos Fidel Barrera- cómo la población tiene crecimiento vertical, a la par que en la periferia. Los edificios ya compiten con la montaña y, algo inevitable en la vida citadina actual, los centros comerciales ocupan la actividad social. Estas y otras más actividades y efectos identifican la ciudad del siglo XXI. Todo lo que acontece es reflejo de esa nota propia del sangileño, como lo es el deseo de transformación que para bien siempre ha impulsado causas nacionales, desde libertarias, hasta empresariales y ocupacionales.